Acné / Cuperosis

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¿Qué es y a quién afecta el acné?

El acné es una enfermedad inflamatoria que se manifiesta mediante diferentes tipos de protuberancias cutáneas como granos o espinillas afectando directamente a las glándulas productoras de sebo que se encuentran cara (o rostro), pecho, espalda y hombros al ser las zonas del cuerpo que más glándulas sebáceas acumulan.

El acné puede afectar a personas de todos los grupos de edad sin excepción, aunque es cierto que donde más predomina en es en la cara de adolescentes y jóvenes menores de 20 años. Su aparición suele manifestarse, efectivamente, durante la pubertad o adolescencia (14 – 19 años) y se sabe que no está vinculada al sexo -aunque es cierto que los síntomas en mujeres aparecen antes-. Es curioso, durante la adolescencia el acné afecta más al sexo masculino mientras que en la edad adulta, es más común ver acné en rostros femeninos.

¿Cómo afecta el acné?: La enfermedad de los mil “rostros”

Cuando un exceso de sebo, o una acumulación de células muertas obstruyen el poro, pueden aparecer los típicos granos blancos en la dermis. El asunto puede agravarse si la obstrucción es mayor apareciendo así puntos negros o pápulas (esos bultos rosas duros que al tocarlos pueden doler). En el siguiente nivel pueden surgir ya pústulas y nódulos (granos rojos con pus y forúnculos internos, generalmente muy dolorosos) para, finalmente, convertirse en quistes purulentos muy profundos.

Aunque puede parecer una patología menor, un acné sin tratar o mal controlado puede perjudicar la imagen del individuo teniendo, además, psicosocial considerable pudiendo incluso relacionarse con la depresión y el aislamiento social.

Acné y cuperosis no tienen por qué ir obligatoriamente de la mano, pero existen muchos casos en que ambas enfermedades se manifiestan de forma conjunta

¿Qué es la cuperosis y a quién afecta?

La cuperosis es una afección dermatológica que se caracteriza por la irritación de la piel del rostro (cara) manifestándose ésta en forma de pequeñas rojeces (que, a veces pueden llegar a tonos púrpuras). Aunque no se trata de una alteración grave, la cuperosis puede resultar molesta y antiestética. Aparece, especialmente, en los pómulos, mentón y en la zona dorsal y aletas de la nariz. Suele tener un componente genético, pero puede agravarse a causa del consumo de alcohol, tabaco y ciertos medicamentos.

La cuperosis afecta indistintamente a mujeres y a hombres (aunque suele ser más común entre el público femenino). Sí resulta mucho más habitual en personas de raza blanca con la tez muy clara. Suele empezar a manifestarse en caras de gente perteneciente a la treintena, aunque resulta más frecuente en rostros adultos: a partir de los 40 y 50 años.

Tratamiento de la cuperosis, ¿cómo prevenirla?

Es importante que, antes de nada, acudas a tu dermatólogo para recibir el tratamiento más adecuado contra la cuperosis. Igualmente, existen productos dermocosméticos que permiten aliviar los efectos de la cuperosis en la piel de la cara.

Unos sencillos consejos para prevenir la cuperosis:

  • Limpia la piel del rostro al menos dos veces al día evitando utilizar productos que haya que aclarar con agua. El agua micelar es tu amiga.
  • No utilices exfoliantes abrasivos, emplea peelings que sean suaves para pieles delicadas.
  • Las BB cream ayudan a tratar la cuperosis gracias a su efecto hidratante, además de ayudar a disimular el enrojecimiento.
  • Emplea cremas hidratantes específicas para esta afección, con un alto componente hidratante, que sean calmantes.
  • Crema del sol, siempre.

Rosácea: Una cuperosis sin tratar

Si una piel con cuperosis no se cuida adecuadamente puede, con el tiempo, convertirse en rosácea, una condición que sí reviste cierta gravedad.

La rosácea, al contrario que la cuperiosis, es una enfermedad. Se trata de una patología crónica de la piel y que afecta también a la zona central del rostro (pómulos, nariz y barbilla) manifestándose de igual modo pero, llegando a producir los casos más graves rinofima, una hipertrofia de las glándulas sebáceas de la nariz.